mercoledì 30 gennaio 2013

PME Professional Diploma. Amigas para siempre


Por favor, por favor, que haya alguien espaňol… esta fue mi pregaria más repetida antes de empezar el curso PME Professional Diploma. Bueno, pues me escucharon porque encontré dos compatriotas: Elena, de Ponona Cakes y Mar, de Tarta Chic. De Santander a Sevilla pasando por Madrid la patria estaba representada en Brimsdown. ¡Aleluya!

En el centro, Mar y a la derecha Elena

Desde el minuto cero se me metieron en el corazón e hicimos piňa para todo. Cada día compartimos los interminables viaje en tren, los agobios, las ilusiones, las frustraciones, pero sobre todo muchas risas, que descargaron la tensión que se acumulaba en ocho horas de duro y frenético trabajo. Si no hubiera sido por esos momentos…

En el tren

Pub night

Desde aquí os quiero dar las gracias una vez más.

Elena, las flores fueron posibles gracias a ti, me ayudaste sin poner una sola mala cara, y lo hiciste aunque no te lo pidiera, porque a veces te bastaba mirarme para entender mi sofoco y decirme “take it easy, aquí me tienes”. Se que te va a ir bien con tu proyecto, tienes todo el talento del mundo, generosidad a patadas y el nombre de bakery más chulo del mundo mundial.

En la puerta de la escuela


Mar, fuiste la sal de un guiso perfecto. Me encantaba verte llegar todas las maňanas con tus sombreros peludos, escuchar tus consejos de experta, las autofotos, recorrer Londres nevada, reir contigo hasta que me dolía la barriga… No creo que nadie en la historia de la escuela les haya dejado tan flipados rompiendo el corsé inglés ¡ole y ole!.

En The hummingbird bakery

No puedo olvidarme de dos hispanohablantes de caramelo: Betty, de Betty's Bakery, una austríaca afincada en Barcelona, que fue capaz de currar con fiebre y que desafió a las altas esferas pintando su lirio azul. Y Kristel, de Lafille A Găteaux italiana residente en Bruselas, cuya preciosa sonrisa al llegar cada día me cargaba las pilas y que nos va a hacer tías en unos meses.

Las cinco con la profe Paula MacLeod

Chicas, ha sido maravilloso compartir esta aventura con vosotras, no podía haber encontrado compaňeras mejores.

La ONU repostera unida, jamás será vencida. Love you!

Por último, una mención a "the naughty table", con Elena, Jen, Lorien, Jemima y yo misma. Muchas risas aquí tambièn y suspiros y palabrotas,...



lunedì 28 gennaio 2013

¡Ya es mío! PME Professional Diploma

Desde septiembre 2012, en que fui admitida en la PME School of Decorating & Confectionery Arts, no había dejado de imaginar cómo iba a ser la experiencia. Tengo que decir que me quedè corta imaginando, en todo. He aprendido mucho más de lo que esperaba, he trabajado más duro de lo que nunca pude pensar y en lo personal ha sido una de las vivencias más bonitas de mi vida.
Llegué a Londres el 12 de enero, cambié el modo a "inglis pitinglis" y me dirigí a Brimsdown, donde se encuentra la escuela, para tenerla localizada e ir tranquila el primer día de clase. La escuela está perdida de todo, pero ¡la encontré!.



Los madrugones para ir a clase fueron de antología, yo preferí alojarme en Londres porque Brimsdown no me atraía nada, y fue una buena decisión. Tuve que pelear a diario con la peculiaridad de los transportes londinenses, pero mereció la pena.  

El curso intensivo se divide en tres módulos: sugarpaste, royal icing & piping y sugar flowers. Empezamos con sugarpaste con Paula McLeod como profesora, un encanto de mujer, siempre con una sonrisa y animándonos en todo momento. Los ejercicios fueron: una tarta "rococó", no la puedo llamar de otra forma con tal cantidad de decoraciones que nos hicieron poner. Juzgad vosotros mismos...


Luego hicimos una sandalia con bolsito a juego, esta vez con bizcocho y buttercream. En poco tiempo tienes que ser creativo y trabajar de la mejor forma posible. Esta fue mi creación


Y por último la tarta nupcial, venga a lazos y repujados otra vez...



Detalle de los novios, él encantado de la vida y ella... no tanto jajaja


También hicimos un osito, un caballito balancín y un payaso con zonas en relieve


En resumen, un modulo muuuuuuuuuuuuy estresante, pero divertido

Con la profe Paula


El siguiente módulo fue Sugar flowers, que fue mi pesadilla, porque trabajar flores a contrareloj no es lo ideal. El profesor, Tony Warren, es un portento de las flores y, aunque en principio nos pareció un poco frío comparado con Paula, la verdad es que cuando necesitabas su ayuda era de lo más disponible. Lo que he aprendido con él es impresionante. 
Fuimos creando y montando las diferentes flores a los largo de tres días y al final creamos un bouquet, en mi caso dos porque no me dio tiempo a hacer muchas hojas.

La mora y su flor

El clavel, me encantó hacerlo

¡A secar!

Las hojas

Mi primer bouquet

Y el segundo, más exótico

Con el maestro Tony


El último módulo fue mi preferido, el de royal icing. Empezamos con Tony Warren como profesor y el último día le relevó Paula. Cada día había que preparar glasa para todas las compaňeras de la mesa. Y con una preparación no llegaba para todo el día, así que venga a hacer glasa "all day". 

Vimos diversas técnicas: scrolls, escritura, brush embroidery, flores, extension bordes, lace patterns,... Los "puentes de Madison" era lo que más miedo daba, sobre todo este cogido por alfileres


Un poco de concentración, no respirar y... voilá, ¡alfileres fuera!


Decoramos una tarta de modo libre con las técnicas de brush embroidery y presure piping. Aquí llegó mi momento, me lo pasé en grande decorando si parar


Cubrimos otra tarta con royal icing usando un scraper y decoramos el contorno con cintas y piping


Encima pusimos una placa hecha de glasa, que parecía imposible que no se rompiera al colocarla


Y dentro de la placa colocamos un cisne y unas iniciales. Paula se empeňó en que pintásemos el cisne con spray, por cierto, qué fijación tenían algunos con los sprays...


Y llegó la recompensa después de 11 días de trabajo, el PME Masters Certificate, con el que tanto habíamos soňado


En otro post os hablaré de la parte personal de esta aventura, de lo contento y lleno de alegría que ha vuelto mi corazón gracias a mis maravillosas compaňeras

¡Besotes!























mercoledì 9 gennaio 2013

Pon un roscón en tu vida


Ala, se acabaron las fiestas, alivio por un lado y penita por otro. Si tengo que destacar un momento, ha sido hacer mi primer roscón. La receta que elegí es la de Susana, de webos fritos, porque confío en ella como en mi madre. La receta la publicaré más adelante en italiano, porque me lo han pedido por esos lares, a los “hispánicos” os remito directamente a la video-receta de Susana, para mi insuperable.


Es imposible que os salga mal, imposible. Os lo digo porque a mí no dejaron de pasarme cosas en la elaboración, que no afectaron para nada ni al sabor ni a la textura final. Una de ellas fue que la masa madre no es que flotara, es que casi echa a volar, porque la dejé demasiado tiempo en el agua (lección1: conviene tener pesados todos los ingredientes desde el inicio). Yo tiré para adelante, a ver qué pasaba... luego en el levado de 5 horas la masa se desbordó, rompió el film y todo y ahí dije, despídete de roscón (lección 2: el levado conviene hacerlo en una estancia fresca, yo lo empecé poniendo cerca de un radiador por el ansia viva de que levara, erroooooooooooooor). Pero no me rendí y seguí hasta el final, con un resultado que me dejó muerta. Naturalmente es un roscón que hay que consumir reciente, no lleva conservantes y por lo tanto se reseca pronto. Pero os aseguro que la familia no da tiempo a que se reseque.



Para decorarlo yo usé cáscara de naranja confitada por mi madre, que la hizo poniendo a cocer 150 ml. de agua, 50 gr. de azúcar y la cáscara de una naranja en tiritas. Cuando la naranja se empieza a quedar trasparente, se apaga el fuego. Y está para morirse… Susana en el blog tiene una receta para confitar naranjas, pero me pareció muy laboriosa y ahí entró mi madre al rescate con su saber y su experiencia.

Pues nada más, que os animéis, en las 5 horas de levado buscad entretenimiento y se pasarán volando y las otras 2 pues igual. Merece mucho la pena hacer tu propio roscón.

¡Besotes!